Historia del vestido de flamenca, pasado y presente

La historia del vestido de flamenca juega un papel importante en este arte, cuyos tres elementos principales son el cante, el toque y el baile. No podemos obviar que en todo espectáculo, la puesta en escena juega un papel muy importante, y con ello el vestuario.

El traje de flamenca es un elemento muy distintivo  en los espectáculos flamenco, y es por ello que desde Casa del Arte Flamenco hemos querido dedicarle este artículo para hablar de su historia, así como de su evolución por los escenarios y fiestas.

Hechos históricos que popularizaron el traje de flamenca

Como bien menciona Rosa María Martínez Moreno en su obra “Vestirse de flamenca o por la tradición llegó la gracia” fijar el origen del vestido de flamenca en las ferias ganaderas del S. XIX sería simplificar su origen. Son varios los hechos que hicieron que este traje ocupase la posición privilegiada con la que cuenta a día de hoy, y merecen todos ellos ser mencionados.

Todos los historiadores coinciden en que es cierto que las campesinas andaluzas acompañaban a sus maridos a las ferias ganaderas vestidas con las batas de volantes que usaban en sus quehaceres diarios. Estas batas terminaron llamando la atención de las señoras burgueses de más alta cuna, y estas últimas fueron las que empezaron a perfeccionar el traje con elementos más exclusivos y delicados.

Pero no podemos obviar el gran papel que tuvo el romanticismo sobre este traje. Sus autores se dedicaron a difundir por el mundo entero que “En Andalucía la miseria siempre se ha vestido de oropeles”, es decir, elementos de poco valor pero de una gran apariencia. De este modo hicieron popular que para el andaluz lucir atractivo es algo que viene de tiempo atrás.

Otra fecha importante es 1929, año en el que se oficializó la Feria de Abril de Sevilla como encuentro lúdico, dejando de lado su inicial origen comercial. Fue durante ese mismo año cuando se celebró la Exposición Iberoamericana de Sevilla, que institucionaliza el vestido de flamenca como traje típico del evento.

Además de todos estos hechos históricos, fue durante estos años cuando se produjo la profesionalización del flamenco. De este modo las élites culturales fueron conociendo y asimilando el popular vestido que las gitanas usaban en sus espectáculos.

Por lo tanto, podemos ver que son varios los hechos que terminaron haciendo tan popular el vestido de flamenca. A todo ello, aunque mucho más reciente, debemos añadirle la inauguración en 1994 del Salón Internacional de Moda Flamenca (SIMOF) que desde entonces lleva llenando pantallas y revistas de moda flamenca a nivel internacional.

Fue el conjunto de todos estos acontecimientos los que dotaron al traje de gitana el importante nombre con el que cuenta a día de hoy, creando con ello un importante negocio de moda alrededor del flamenco.

El sector de la moda flamenca crece cada año, y se estima que en 2017 sólo con sus exportaciones, que suponen un poco menos del 50% de total, consiguieron recaudar 120 millones de euros. Estamos hablando de un nicho que acoge a unas 7.000 empresas y 20.000 trabajadores, por lo que nos podemos hacer una idea de su importancia a nivel laboral.

El traje de flamenca: tradicional y moderno

Si tenemos que destacar un aspecto dentro del vestido de flamenca nos quedamos con su singular carácter atemporal. Este es el único traje tradicional que ha sabido conjugar tradición y modernidad. Es un traje que miles de mujeres visten cada año, adaptándolo a las nuevas tendencias pero sin perder su personalidad gitana.

El vestido de flamenca, que ha llegado a codearse con la alta costura gracias a artistas como Vittorio & Lucchino o Yves Saint Laurent, a pesar un vestido tan customizable, presenta una serie de elementos inmutables: su corte ajustado en la cintura, así como sus originales volantes.

Existen muchos elementos cambiantes en este traje, cuya portadora puede personalizar según su preferencia. Podemos hablar de diferentes tipos de escote delantero y de la espalda, así como diferentes tipos de vuelo en la falda, o una amplia variedad de mangas. De hecho, en los últimos años hemos podido ver hasta diferentes largos en la falda.

A todo ello hay que añadirle que es una vestimenta donde los accesorios y complementos juegan un importante papel, entre los que destacan los accesorios para el pelo como las peinetas y flores, mantones, e incluso flecos y encajes.

Evolución en estilo del traje de gitana hasta el día de hoy

Pero dentro de todas estas variantes podemos destacar ciertas tendencias que han marcado y modificado el vestido de flamenca desde el último siglo.

Fue durante los años 50 cuando empezaron a verse los primeros trajes de gitana adornados con cintas y grandes lazos de raso. Además empezaron a imponerse las mangas voluminosas y los mantoncillos cruzados en el pecho.

Los años 80 sobrecargaron el vestido de flamenca, con muchos más adornos y telas estampadas. También se estrechó el talle y los vestidos empezaron a ser más sugerentes, con pecheras y caderas más marcadas.

En los años 90 se apostó por la mesura, dejando de lado todo tipo de adornos. Se creó un nuevo concepto de traje de flamenca, menos ajustado, pero vaporoso y sensual. En esto años destacaron los colores lisos con simples moteados de lunares.

Del S. XXI poco podemos decir que no hayamos visto ya, pues los vestidos de flamenca se han visto muy influenciados por las tendencias actuales. Es por ello que se han llegado a ver vestidos con flecos y transparencias, o con atrevidos estampados.

Por lo tanto, sólo nos queda concluir con que el vestido tradicional de flamenca ha llegado a convertirse en toda una pieza de adoración. Esto se debe principalmente a la gran acogida que ha tenido a nivel social, junto a su gran papel en el mundo del flamenco, y a su naturaleza cambiante y viva, que lo ha mantenido en contacto con las tendencias actuales, pero sin perder de vista sus orígenes.

Esperamos que hayáis disfrutado conociendo un poco el mundo del flamenco, y sobre la historia del vestido de flamenca.

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